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POR CRISTHIAN ASCENCIO:
La modalidad del subvertising es relativamente nueva en nuestro país, por lo que también es poco conocida, pero con todo y esto, ya existen representantes de esta expresión en nuestra ciudad, hombres sin rostro y con nombres sugestivos y llamativos por lo que significan sin ellos representarlo del todo; un caso en particular es el de un joven llamado Lesivo, un tipo que toma la situación del la política actual y la convierte en sátira, dando un punto de vista acido, mudo, una perspectiva donde las imágenes son las relatoras de la rabia, inconformidad, burla y demás sentimientos que este tipo salido de quien sabe dónde, pero con un increíble sentido de agudeza y perspicacia le quiera imprimir. El trabajo de este tipo no se queda en el plano político únicamente, sus parodias publicitarias aunque no son igual de conocidas a sus trabajos anti estados, son de una calidad crítica muy buena, bien enfocados al propósito original del subvertising, hacer despertar al auditorio acerca de las cosas ocultas detrás de una marca.
El otro sujeto, un joven también, es Toxicómano; un man que va mas allá de la mirada tradicional de las cosas, un tipo que indaga todo de todo y no se queda callado ante ninguna problemática de actualidad. Toxicómano tiene un estilo particular, en el que ridiculiza las imágenes americanas de los años 50´s, poniéndolas en contrastes emocionales que son chocantes e irritantes para algunas personas. Toxicómano al igual que Lesivo usa las imágenes para hablar, siendo este un lenguaje universal e iluminado que espera despejar las mentes bogotanas que todavía continúan en letargo.
La manera de estos tipos para llegar a la gente no es la más apegada a la legalidad, puesto que ocupan las paredes de las principales fachadas capitalinas para expresar sus mensajes, siendo esto un delito, aunque en ocasiones ellos también rentan el espacio por un determinado lapso de tiempo, asegurando así que su obra no sucumba ante la pintura uniforme antes de ser captado su mensaje por la mayor cantidad de gente posible.
La forma en que ellos realizan sus obras ideológicas de arte es por medio del esténcil, un método para calcar un dibujo, utilizando una plantilla agujereada hecha de un material liso. Esta plantilla se coloca sobre la pared o el piso, y se hace pasar tinta o pintura a través de los orificios para reproducir el dibujo en ella.
De esta manera el trabajo del subvertising continua en nuestro país, creciendo de forma clandestina con gente demente abierta, que está cansada de callar, y que encuentra en este movimiento y en las calles un desahogo que hasta el momento no ha sido reprimido del todo por la fuerza estatal.